lunes, 16 de marzo de 2009

III Jornadas en Conmemoración al Día Internacional de la Mujer

El sábado 14 de Marzo se realizaron las "III Jornadas en Conmemoración al Día Internacional de la Mujer" Organizadas por la Escuela de Psicología Social de Puerto Madryn.
El evento fue de amplia convocatoria para escuchar a las panelistasPs. Soc. Patricia Savid, Ps. Soc. Helena Espinoza y Ps. Soc. Patricia Ghiloni.
Después se dió a lugar preguntas acerca de lo expuesto y después del debate se dió por finalizado el encuentro, moderado por nuestra egresada Ps. Soc. Karen Antonio. La Escuela de Psicología Social de Puerto Madryn agradece al estudiantado, a los presentes, y las panelistas.

lunes, 9 de marzo de 2009

Feliz Cumpleaños

Hoy 9 de Marzo celebramos el cumpleaños del funcionamiento de nuestra humilde Escuela de Psicología Social en la bella ciudad de Puerto Madryn.

En este día un profundo agradecimiento a los estudiantes que la mantienen viva;

Reciban Felicitaciones las dos primeras promociones de nuestra institución por haber sido parte de nuestro comienzo, hoy pioneras de nuestra propuesta y por la rápida inserción laboral social lograda.

Feliz Cumpleaños!



Les dejo unas palabras que reflejan nuestra gestión institucional.

Carta al Estudiante


Cuando estaba en la secundaria, hace años, mi directora Viviana, se la pasaba en los pasillos, no estaba nunca en la oficina, y si estaba era porque estaba con algún papá o alguien que quería hablar en privado. Si no era necesario estar en la oficina, estaba siempre en los pasillos, hablando con los estudiantes.

Había chicos populares como en toda escuela a los que saludaba de lejos, no gritando pero impostando un saludo, con un caminar casi ligero. A los que no conocía se acercaba y preguntaba como nos llamábamos y como estábamos, hablaba con los que conocía y con los que no conocía. A veces alguno le dejaba saber alguna situación o simplemente le convidaba un mate, el tema era mezclarse, mirarlos a los ojos, comprometerlos a conocerla e invitarlos a confiar en ella.

Si había algún problema con alguno de los estudiantes hablaba afuera del pasillo con quien necesitara, no se escuchaba nada desde el aula, la vista panóptica estaba espectacularmente diseñada. Cuando iba a la oficina y se encerraba, era señal de problemas, algunos sin solución.

Yo la conocí poco, siempre le decía que estaba bien, y que no había muchas novedades, porque así era, no fui una chica que dio muchos problemas hasta que llegue a cuarto año y en apenas abril me regalaron 24 amonestaciones y media. Cosas de chicos, ustedes saben. Ella se tomó el tiempo de explicarme el porqué de la medida tan drástica para mis compañeros involucrados y para mí, fue la única vez que vi un resplandor de desesperación y desilusión en su mirada, al día de hoy recuerdo su mirada en ese momento, me da escalofríos, me hace sentir pequeñísimamente insignificante.

Ya egresada comencé a estudiar dos carreras paralelamente en diferentes escuelas. En la carrera de cine, tuve una directora que no se parecía tanto a Viviana, así fue, que me di cuenta cuando estando reunidos con ella, dijo “yo no ando por los pasillos, si me necesitan estoy en la oficina”.

Nadie iba a la oficina. Si íbamos, golpeábamos la puerta, escuchábamos gente adentro hablando y nadie abría, ni siquiera para decir “un momento”, o salir a ver quién es y acordar cita para otro momento si estuviera ocupada. Ella no contestaba, y es probable que a nadie le gustara que le hagan saber que no es escuchado cuando golpea una puerta. Muchos no golpeaban por temor a lo desconocido, esta persona no era muy conocida, se creo alrededor de ella la creencia de que no salía de su oficina, que era tan importante que se la pasaba tecleando y hablando con gente importante, o sea gente mas importante que vos, estudiante. Esa creencia, y demás mitológicas que la involucran a ella junto con Medusa.

Dos años después, la carrera que estaba estudiando y cuatro mas que reunían unas 300 personas se cerraban. Sin terminar, sin finalizar, sin egresados, las carreras se cerraban antes de tiempo. Problemas internos, problemas de puertas adentro, problemas de oficina.

Entonces, recién ahí hubo necesidad de golpear la puerta, hasta que alguien contestara. Había que conocer esa desconocida que tenia el poder de contestar. Ver si es cierto lo que dice mi viejo cuando estudio algo “Tenés el derecho de estudiar y la escuela el deber de garantizarlo”.

Entonces la conocí, cara a cara, después de dos años. Casi como Viviana el primer día de clases, cuando se acercaba a todos los chicos nuevos, que al día siguiente ya no serian chicos nuevos sino conocidos. La respuesta fue algo diferente a lo que me había dicho mi viejo: “Yo no ando por los pasillos, tendrían que haber venido a golpear la puerta y me avisaban que no estaban conformes”.

Ella estaba enojada, porque la semana anterior, golpeamos la puerta, no contestó nadie cuando nosotros escuchamos un teclear en la computadora, decidió, valerse de una puerta cerrada que la recluía y protegía, le permitía no dar excusas. Entonces mis compañeros de cine y yo, al día siguiente escribimos carta al ministerio al cual pertenecía la institución donde cursábamos, informando de nuestra situación.

Habíamos escuchado de las protestas que hacían otras carreras, y como enferma estaba la institución, las protestas no estaban tan organizadas como divididas. Divididas por carreras. Por más que las cerraran a todas, la gente de una carrera protestaba de tal manera tal día, y la otra carrera protestaba de otra manera otro día. Así, se conformó una “agenda” invisible que organizaba lo inorganizable.

Nosotros, flamantes estudiantes de la carrera de cine, no fuimos nunca de aquellos a los que les gusta el protagonismo, o siquiera la visibilidad, no es casualidad que estudiáramos una carrera para aprender a estar detrás de cámaras. No nos importa que le pongan la alfombra roja al actor y no piensen en el estudio de la creación compleja cinematográfica, tiene que ver con una filosofía fundada en la imaginación que se disfruta creativamente, detrás de cámaras.

Además, íbamos a vernos algo ridículo quemando llantas en la puerta de la escuela u organizando una caminata con carteles hasta la escuela, siendo que éramos solo tres. Solo tres estudiantes de cine, llegábamos al 1% si considerábamos que el resto de las carreras reunían en total 300 estudiantes. Sin embargo, fuimos los únicos en terminar nuestro estudio, cuando las excusas se basaban en la falta de fondos para el pago de docentes, nuestro plantel de el ultimo año constó de 10 profesores, siendo tres estudiantes. Cursamos en 9 meses algo que debía cursarse en 24 meses y egresamos.

La inteligencia esta en el vehiculo que se utiliza para comunicar las cosas, para enviar mensajes de mediación. Nuestra organización piquetera insignificante había comunicado desde lo invisible, desde el desconocimiento del resto, desde tras de cámaras. No estoy diciendo que sea lo correcto, no generalicemos.

Lo que hicimos en pocas palabras fue golpear su puerta una vez, y no contestó, así que intentamos golpear una a 1500km muy silenciosamente, lo sorprendente es que no fue necesario golpearla porque estaba abierta. Nos recibieron con una sonrisa que se vio literalmente: virtualmente. Tuvieron noticias para nosotros al cabo de una semana y garantizaron nuestro derecho de estudio.

El mismo año que terminé cine, me enteré por un viejo amigo de la secundaria, que Viviana, mi vieja directora de secundaria, estaba en Capital Federal, dirigiendo un consejo que reunía un número monstruoso de escuelas de capacitación profesional. De la directora de la escuela donde cursábamos cine, no supe más.


Nuestra Escuela de Psicología Social

La familia es una institución, y es un grupo relativamente pequeño, en toda institución por más pequeña que sea, inscribe una organización, una forma, una manera de hacer las cosas, un encuadre, eso refleja su identidad, su ecrito, cosas que irrefutablemente reconoce y marca la diferencia con pensares y accionares que no permite.

Por supuesto que a veces la institución demanda la visualización del poder, de la autoridad, de aquel que se sienta en el trono y grita, ordena, dirige.

Esta en la manera y la forma que tiene esa institución elegir la manera de decir las cosas, si es entre pasillos mirando las caras y hablando sin intermediarios, o de hacerlo desde un trono sobrestimado.

Es muy fácil enseñar a levantar la mano para hablar, ordena maravillosamente para no interrumpirse, pero hizo que nos olvidemos de nutrir el arte de la conversación a partir de la apertura, y su prima hermana: la escucha.

La institución que se dirige sostenida por una ideología que es en parte mía y en parte de nuestra religión tiene que valerse por una convicción que se siente y se comparte, como la familia, por más fallas que pueda tener en el camino de la vida. Religión como religar, como lugar de reunión donde se sostiene una creencia en común. La nuestra es la psicología social, esa es la creencia que encarnamos desde la horizontalidad y la verticalidad de cada uno.

A veces, cuando tambaleo entre decisiones interiormente me rescato recordando algo que le pertenece a Nietzsche: “En todas las instituciones donde no penetra el aire de la plaza pública, crece, como un hongo, una corrupción inocente.”

Quiero dirigir el pasillo, quiero que la puerta de mi oficina esté siempre abierta, o no tener oficina, o no tener puerta, o no dirigir.

Desde mi posición, los mensajes que enviamos los emitimos desde nuestro sentir nuestro pensar y nuestro accionar, se trata de las convicciones, en lo que creemos, y hacerlo lo más coherentemente posible, eso es sostener una convicción.

Por eso, no cultivo ni moldeo ni enseño, no soy maestra ni docente ni directora, soy Psicóloga Social, otorgo libertad de enseñaje y trabajo para que no se convierta en un libertinaje. Manifiesto una creatocracia y cuido que no se convierta en una anarquía. Esperanzada también en lo que antes no comprendía de Nietzsche y hoy siento alienta mi trabajo:

“Es indefectible: cada maestro no tiene mas que un alumno, y este alumno le llega a ser infiel, pues esta predestinado a ser maestro también.”

Un abrazo y hasta la próxima vuelta en espiral.